Denver, el héroe dragón
No hace mucho vivía en un lugar muy
cerca de aquí un familia de dragones muy singular.
Agustín Pedal era el padre de la
familia. Era conocido en toda Dragolandia porque era un famoso ciclista al que
aún nadie había conseguido ganar. Su hijo era Denver. Denver era un dragón simpático,
alegre y tan glotón como toda la familia pues su madre era Maribel Bizcocho, la
mejor cocinera de pastelera de toda Dragolandia (bueno, en realidad era la
única, pero eso no tiene demasiada importancia, ¿no?)
Denver se sentía feliz. Le gustaba ir a
la escuela y sacaba muy buenas notas en todo menos en la asignatura de echar
fuego por la nariz. Cuando lo intentaba le salían por la nariz unas enormes
bolas de algodón dulce como el que hay en las ferias. Al menos después podía invitar a todos sus
compañeros porque era muy generoso.
Agustín Pedal siempre había querido que
su hijo fuera su sucesor y que continuara siendo ciclista. Incluso soñaba con
ver a Denver cruzar la meta para ganar el más prestigioso de todos los títulos:
el Tour de Dragolandia. Agustín Pedal le preguntaba a su hijo:
-
Denver, ¿Te gusta correr en bici?
-
Hombre papá, a mi la bicicleta no me hace “ni fu ni
fa” – contestaba Denver intentando no herir los sentimientos de su padre.
-
¿Y ahora porqué hablas en “chino”? – respondía
Agustín que todo lo entendía al pie de la letra.
Y es que Denver prefería pasar su tiempo
libre leyendo historias de dragones y princesas, porque su ilusión era ser un
dragón héroe que salvara a las princesas. Estaba harto de que en todos los
libros aparecieran los dragones como unos malvados que secuestraban a las
princesas y él no era así. Además, en realidad (no se lo contéis a nadie) no
sabía ir en bicicleta.
Un día, Denver leyó por internet un
correo electrónico urgente de una princesa llamada Elena E-mail:
“Querido
Denver, he sido secuestrada. Estoy encerrada en un el palacio que hay en el
país Ciclista. Sálvame y te recompensaré con lo que tú quieras.
P.D.
En mi país no hay carreteras sólo hay carril-bici así que tienes que venir a
por mi en bici.
Atentamente, Elena E-mail”
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